Ojalá estuvieras aquí; ojalá no tuviera que estar continuamente buscando gente con la que intentar reemplazarte.
O j a l á .
Ojalá esa puta flor se marchitase. Que no es justo que sea ella la que pueda acariciarte cada vez que quiera, y qué ingenuo tú, al pensar que realmente son sus manos, y no sus espinas, las que te están rozando, y más tarde se te clavaran hasta matarte.
Que lo paséis bien, espero que te duela follarla a ella pensando en mi.
Feliz polvo,
Cordialmente, un saludo de quien verdaderamente te quiere.
domingo, 28 de diciembre de 2014
No es que no tengas precio, es que ellos no pueden pagarlo.
domingo, 7 de diciembre de 2014
.
Cuando dejes de buscar al amor, llegará.
El problema es que yo no dejo de buscarte, a ti, en concreto.
sábado, 6 de diciembre de 2014
No volvimos a vernos.
Y borré su número del móvil. Nunca he estado segura de cómo se olvida, pero pensé, que esa era una buena forma de empezar; me equivocaba.
Meses después se me sigue enfriando el café por la mañana, mientras espero a que venga a desayunar conmigo. Es como cuando tardas un poquito en darte cuenta de que no estás soñando, de que la realidad, es que ya no pides tostadas para dos en el bar de la esquina del instituto, y que ya no te importa cambiar las sábanas de la cama tan a menudo.
Así son las cosas, la rutina.
Tardo un poco en darme cuenta de que ya no comparto su tiempo. He dejado de tararear canciones en la ducha, y he llenado la nevera de litronas medio llenas, o quizá medio vacías. O quizá se me están amontonando las razones para buscarle algún día y decirle que vuelva a recoger los trastos que se dejó, yo, entre ellos.
Y luego están todos esos para siempre, a los que el tiempo no hizo justicia y todos esos ojalás que escribimos en vaho de un montón de espejos en los que ya no me miro, por si verme sin el me hunde. Un poquito más.
Y yo, que siempre había querido tocar el cielo, el de sus labios, o mejor dicho, tocarlo siempre, porque hubo un tiempo en el que me mudé allí, y las vistas, eran preciosas.
No sé, a veces sigo pensando que la única forma de olvidar a alguien, es conociendo a otra persona a la que no desees olvidar. Pero claro, a ver cómo le abres la puerta al amor, si la última vez que vino, solo vino a desordenarlo todo. Y lo desordenó tanto, y tan bien, que aún, pasado el tiempo, sigues encontrado cosas que no están en su lugar. Entonces, de madrugada, es cuando te enciendes un cigarro y piensas en lo irónico que resulta que exista gente que siga pidiéndote que sonrías. Qué sonrisas te quedan pero razones para sonreír no todas.
Las paredes arañan a estas horas.
¿No tenéis la sensación de que se detiene el tiempo por la noche y que todo pasa demasiado lento?
Y que las ganas de escapar aumentan, escapar a cualquier sitio, no importa a dónde. Pero no quieres terminar en la misma cama de siempre, con la misma sensación de que tu vida, no tiene más sentido que despertarte al día siguiente y caminar hasta que vuelva a caer la noche, y vuelvas a hacerte las mismas preguntas.
Siempre las miasma preguntas.
Como si fuese un bucle, o un laberinto, en el que empiezas a pensar que encontrarás la salida demasiado tarde.
No sé, las paredes arañan a estas horas, los silencios te gritan al oído, la soledad te abraza demasiado fuerte, hasta que te duele todo el cuerpo, y las canciones que escuchas, sólo lamen la herida durante varios minutos, pero luego escuece, hasta que te quedas dormido, y tienes sueños extraños sobre un día de otoño en el que no deja de llover mientras tu bailas por las calles y sonríes a la realidad.
Aún huele a tabaco de la noche anterior...
Y que las ganas de escapar aumentan, escapar a cualquier sitio, no importa a dónde. Pero no quieres terminar en la misma cama de siempre, con la misma sensación de que tu vida, no tiene más sentido que despertarte al día siguiente y caminar hasta que vuelva a caer la noche, y vuelvas a hacerte las mismas preguntas.
Siempre las miasma preguntas.
Como si fuese un bucle, o un laberinto, en el que empiezas a pensar que encontrarás la salida demasiado tarde.
No sé, las paredes arañan a estas horas, los silencios te gritan al oído, la soledad te abraza demasiado fuerte, hasta que te duele todo el cuerpo, y las canciones que escuchas, sólo lamen la herida durante varios minutos, pero luego escuece, hasta que te quedas dormido, y tienes sueños extraños sobre un día de otoño en el que no deja de llover mientras tu bailas por las calles y sonríes a la realidad.
Aún huele a tabaco de la noche anterior...
viernes, 5 de diciembre de 2014
Que las leyendas urbanas te quedan muy bien pintadas.
Dicen que tardamos 7 minutos en dormirnos y que en los primeros 6 minutos y 59 segundos, nuestra cabeza, automáticamente, reproduce todos y cada uno de los momentos vividos a lo largo de ese día; y que en el último segundo, aparece la persona que te ha hecho feliz hoy.
Finalmente, el cerebro se queda con lo más importante, con lo que más le ha gustado y lo transmite en forma de película, una película llamada "sueños".
Finalmente, el cerebro se queda con lo más importante, con lo que más le ha gustado y lo transmite en forma de película, una película llamada "sueños".
asdfghjklñ.
"Según la mitología griega, los seres humanos fueron creados con cuatro brazos, cuatro piernas y una cabeza con dos caras. Ante el temor de su poder, Zeus los dividió en dos seres separados, condenados a pasar sus vidas en busca de sus otras mitades".
Carta escrita, pero no enviada. Respondeme.
¿Y ahora qué? Lo último que quería era alejarte de mi. Yo sólo quería que me quisieras. Es mi manera de ser. Vivo en los sueños, en lo imposible, en lo etéreo. Vivo en la esperanza de que tu siguiente movimiento no se coma a mis torres y que derrumbes el castillo. Vivo con la esperanza de que tu rey se rinda ante mi reina y se acabe la guerra. Pero ésta estrategia es sólo otra de mis ensoñaciones, y esta vez estoy contando con tus pensamientos. Esta vez no estoy escapando a las nubes para mirar cómo todo se derrumba. Esta vez tú vuelas y yo me quedo encerrada en un juego que yo misma empecé. Porque eres algo nuevo. Eres algo que no comprendo. Sólo pienso en que me cambias, que si te besara...
Pero en esta partida voy perdiendo. Tú eliges mi destino, yo elijo a partir de tu decisión. Sólo soy una niña asustada. Eres el monstruo que vive debajo de la cama de mis pensamientos. No sé si dormir contigo o tenerte miedo. Yo sé que te quiero, pero lo que yo termine haciendo depende de lo que tú decidas hacer. De lo que estoy segura, lo se fue contigo a la nube, lo que se salvó del derrumbamiento, es mi amor por ti. Yo te quiero. No sé durante cuanto, y no sé si en algún momento tú lo sentirás por mi. Sólo quiero que sigas buscando lo que pueda quedar debajo de tanto pensamiento roto...
Pero en esta partida voy perdiendo. Tú eliges mi destino, yo elijo a partir de tu decisión. Sólo soy una niña asustada. Eres el monstruo que vive debajo de la cama de mis pensamientos. No sé si dormir contigo o tenerte miedo. Yo sé que te quiero, pero lo que yo termine haciendo depende de lo que tú decidas hacer. De lo que estoy segura, lo se fue contigo a la nube, lo que se salvó del derrumbamiento, es mi amor por ti. Yo te quiero. No sé durante cuanto, y no sé si en algún momento tú lo sentirás por mi. Sólo quiero que sigas buscando lo que pueda quedar debajo de tanto pensamiento roto...
Hagamos un trato...
Por cada lágrima una sonrisa. Por cada duda un abrazo. Todos los "te quiero" de vuelta. Pedir perdón cuando algo se haya hecho mal. Y no te pido nada más.Y sin embargo, te lo daré todo. Comprenderé que no me quieras, que me odies, que sea una pesada, que quieras estar solo. Pero yo seguiré allí, en mi rincón, preocupándome por ti, por si he hecho algo mal, por si te hice daño cuando nunca fue esa mi intención. Digo cosas que nunca serán verdad para evitar que luego todo sea peor. Soy una cobarde.
domingo, 23 de noviembre de 2014
Y no hay más.
Quédate con ella y mírala dormir. No la despiertes, está soñando contigo.
Desvistela con los ojos, observa sus lunares y cada una de sus pecas.
Recuérdate a ti mismo por qué te gusta tanto.
Sal a fumar, pero déjale una nota. Dile cuanto la quieres, y, escríbele que volverás.
Vuelve.
Si aún no ha despertado, susurrale al oído, que no hay tiempo que perder.
Preparale un café y dile que la quieres.
domingo, 16 de noviembre de 2014
Madrid.
Nada ha cambiado desde que te fuiste, por aquí sigue lloviendo y me sigues teniendo arrítmico el latido. Quizás, es que desde que no te has ido, has parado el tiempo, y a mi, me has pillado sin relojes para echar a correr sin ti.
Dejaste en Madrid tu ruido, te llevaste las melodías para viajar en tranvías que te alejaban de mi. Vaciaste los bares de borrachos, y los dejaste en la calle agarrados a un vaso como me agarro de tu risa.
Ahora, cada vez que me paso por Malasaña me preguntan si sigues tan bonito como aquella noche, y yo les digo que me miren, que te van a encontrar en cualquier rincón de mi vida. Que te llevo puesto hasta en la piel, que hoy me he vestido de ti, y lo que me rodea son tus caricias.
Que ahí estás, sin haberte pedido que te quedaras. -O bueno, a lo mejor sed me escapó alguna vez, pero no me lo tengas en cuenta, que ya sabes que el alcohol transforma los pájaros en papel-
Madrid...
Madrid dejó de terminar en d cuando te convertiste en valiente y pusiste todo perdido de consonantes.
Madrid, que sepas que si todas las frases hablan de ti, es porque él se ha encargado de convertir las ciudades grandes, en pequeños poemas para dormir.

Ahora, cada vez que me paso por Malasaña me preguntan si sigues tan bonito como aquella noche, y yo les digo que me miren, que te van a encontrar en cualquier rincón de mi vida. Que te llevo puesto hasta en la piel, que hoy me he vestido de ti, y lo que me rodea son tus caricias.
Que ahí estás, sin haberte pedido que te quedaras. -O bueno, a lo mejor sed me escapó alguna vez, pero no me lo tengas en cuenta, que ya sabes que el alcohol transforma los pájaros en papel-
Madrid...
Madrid dejó de terminar en d cuando te convertiste en valiente y pusiste todo perdido de consonantes.
Madrid, que sepas que si todas las frases hablan de ti, es porque él se ha encargado de convertir las ciudades grandes, en pequeños poemas para dormir.
Eres mi núm3ro favoritO
Dura de cabeza y corazón. Siempre me has definido así, como una chica extraña y lo que a mí me extraña de verdad, es que sigas conservando mis cartas entre tus cromos favoritos.
Que después de que te abandonase en la carretera, no sufras ataques de pánico en las gasolineras, en las curvas, ni en mis llamadas por teléfono.
Me resulta ridículo escribirte una carta, porque tienes garabatos míos hasta en tu diario. Marcas de mis golpes en el recuerdo, amor de mis manos deslizándose en tu cara, todos mis susurros detrás de tus oídos...
Pero a veces tengo miedo. Yo que cruzo sin mirar, bebo sin control y vivo sin sentido. Tengo miedo, coge lo que quieras.
De no poder decirte suficiente cuanto te miro, de no saber expresarme cuando te toco; de que no entiendas mi lengua cuando te recorre, de que te asuste más de lo que me asustas a mí sentir.
Miedo de que todavía tengas dudas de que fuiste tú el que me dijo que el amor son dos calcetines de distinto número; una película que empieza por el final, una cama sucia y siempre sin hacer. Manos entrelazadas, cuchillos volando.
Te lo soplo aquí en este código que yo manejo y tú comprendes. Que los kilómetros que nos separan siempre equivaldrán a nuestras ganas de dejarnos sin aire. Que aquí, mientras la gente vuelve de trabajar, alguien no olvida las puntas de tus dedos. Que la nostalgia es sólo una puta que ya me tiene dicho que no compita con ella.
Supongo que el calendario cada vez tiene más nombre y menos hojas. Que todo el que salta en mi cama acaba diciéndome que te echo de menos. Que las alfombras de mi cuarto ya no sirven para volar, que el día que nos conocimos cada vez acumula más polvo y yo sólo vuelvo al principio para insinuarte que...
Sigo teniendo miedo, no te has llevado nada.
Miedo de que algún día te canses de llevarme en brazos a casa cuando bebo más de la cuenta, de besarme las comisuras, de esperar tras el cristal. Miedo a que tus drogas estiren de mis palabras, miedo a que mis palabras tiren de tu corazón; miedo a que tu corazón se me olvide en cualquier bar, miedo a que en cualquier bar se te olvide quien soy yo.
Que después de que te abandonase en la carretera, no sufras ataques de pánico en las gasolineras, en las curvas, ni en mis llamadas por teléfono.
Me resulta ridículo escribirte una carta, porque tienes garabatos míos hasta en tu diario. Marcas de mis golpes en el recuerdo, amor de mis manos deslizándose en tu cara, todos mis susurros detrás de tus oídos...
Pero a veces tengo miedo. Yo que cruzo sin mirar, bebo sin control y vivo sin sentido. Tengo miedo, coge lo que quieras.
De no poder decirte suficiente cuanto te miro, de no saber expresarme cuando te toco; de que no entiendas mi lengua cuando te recorre, de que te asuste más de lo que me asustas a mí sentir.
Miedo de que todavía tengas dudas de que fuiste tú el que me dijo que el amor son dos calcetines de distinto número; una película que empieza por el final, una cama sucia y siempre sin hacer. Manos entrelazadas, cuchillos volando.

Supongo que el calendario cada vez tiene más nombre y menos hojas. Que todo el que salta en mi cama acaba diciéndome que te echo de menos. Que las alfombras de mi cuarto ya no sirven para volar, que el día que nos conocimos cada vez acumula más polvo y yo sólo vuelvo al principio para insinuarte que...
Sigo teniendo miedo, no te has llevado nada.
Miedo de que algún día te canses de llevarme en brazos a casa cuando bebo más de la cuenta, de besarme las comisuras, de esperar tras el cristal. Miedo a que tus drogas estiren de mis palabras, miedo a que mis palabras tiren de tu corazón; miedo a que tu corazón se me olvide en cualquier bar, miedo a que en cualquier bar se te olvide quien soy yo.
No quiero que vuelvas más...
No me importa que no estés aquí conmigo, porque fui yo la que dije que todo esto terminara, supongo que estaría ciega y no quería ver la cruda realidad que estaba a la vuelta de la esquina, cada vez que va pasando el tiempo me estoy dando cuenta que nada ha merecido la pena, nada de lo que vivimos porque vivíamos una triste fantasía y por lo menos yo la vivía, pensaba que se podía cambiar pero ya vi que no. No presumas de lo que no tienes porque en realidad nunca me diste lo que necesitaba, tu interior no era el que yo buscaba, solo vi tu sonrisa encantadora, y tus ojos deseosos eras fácil de querer, no puedo decir enamorar porque nunca lo estuve de ti, vamos a llamarlo capricho si has sido, fuiste y seras un capricho bonito. Me arrepiento de tantas cosas que no sé si contarlas por miedo a que me falten dedos de la mano. Se que alguien me llenara de felicidad cosa que tu no pudiste hacer ni conseguirás...
sábado, 15 de noviembre de 2014
Hoy.
Ha pasado demasiado tiempo. Demasiado tiempo desde que fui yo misma por última vez. Desde mi última sonrisa sincera, desde mi última esperanza. Hoy me declaro fiel a mi patria, que es mi habitación, e instauro como himno el sonido de mis risas. Hoy empiezo de cero, con mis pros y mis contras, y con la letra pequeña del contrato leída. Hoy mando a la mierda todo lo que me hace daño, todo lo que me ha venido ahogando estos meses y saco del cajón de los recuerdos mi felicidad. Abriré las puertas de par en par al amor, a la vida, al sexo, a la alegría... ¡AL AMOR! Hoy comienzo de nuevo, diciendo "adiós" a cada lágrima y a cada minuto de desolación. Me entrego a la adolescencia, a la juventud. Hoy mis sueños han resucitado y mi alma vuelve a respirar. Porque hoy, sí, hoy; hoy yo vuelvo a soñar.
El sexo de las flores.
Qué quieres que te diga, podría escribir por encima de lo que me levantan la voz, y sin embargo, no creo que nadie esté a la altura para llegar a ella.
Porque el tiempo no cura nada, pero el silencio lo acaricia todo.
Mi vida, no estoy lo suficientemente triste para lo muchísimo que fumo, y no veo que el humo haga desaparecer el recuerdo, pero por lo menos lo mancha de risa, que es un color precioso.
Hace ya unos años que me juré no cumplir más, y por el contrario, esto de la inmortalidad me está sabiendo más a tumba que nunca. Recibo demasiadas flores para creer que sigo viva; y todos los cementerios tienen jardines, y eso dice mucho de los que enferman deshojando margaritas, pero muy poco de mí.
La gente, que no es ni eso, cada día tiene más cuento y menos historia, pero qué te voy a contar a ti, que no me hayas contado antes, para que me quede dormida.
Todavía nos aferramos a eso del amor de nuestra vida, y eso que tenemos siete, y eso, que más que los gatos, somos idiotas y un poco adictos al renovarse o mentir. Y un poco yonkis de la piel, y unos putos enamorados del frío, con lo bonito que sería el sol si no quemase.
Joder.
Que no es tristeza por vicio, precipicio.
Que tenemos unas alas muy, muy de puta madre, pero muy, muy poquitas ganas de echar a volar.
Porque el tiempo no cura nada, pero el silencio lo acaricia todo.
Mi vida, no estoy lo suficientemente triste para lo muchísimo que fumo, y no veo que el humo haga desaparecer el recuerdo, pero por lo menos lo mancha de risa, que es un color precioso.
Hace ya unos años que me juré no cumplir más, y por el contrario, esto de la inmortalidad me está sabiendo más a tumba que nunca. Recibo demasiadas flores para creer que sigo viva; y todos los cementerios tienen jardines, y eso dice mucho de los que enferman deshojando margaritas, pero muy poco de mí.
La gente, que no es ni eso, cada día tiene más cuento y menos historia, pero qué te voy a contar a ti, que no me hayas contado antes, para que me quede dormida.
Todavía nos aferramos a eso del amor de nuestra vida, y eso que tenemos siete, y eso, que más que los gatos, somos idiotas y un poco adictos al renovarse o mentir. Y un poco yonkis de la piel, y unos putos enamorados del frío, con lo bonito que sería el sol si no quemase.
Joder.
Que no es tristeza por vicio, precipicio.
Que tenemos unas alas muy, muy de puta madre, pero muy, muy poquitas ganas de echar a volar.
domingo, 12 de octubre de 2014
Demonio.
Cualquier carta al dolor propio se escribirá sin remite, por si vuelve.
Que si quiero quedarme a tu lado sin motivos, imagínate con ellos.
Que si quiero quedarme a tu lado sin motivos, imagínate con ellos.
Batallas del 30 de mayo. Sixth.
Poesía, mueres tú.
He pasado la tarde tumbada en el sofá.
En bragas, con la ventana abierta y las cortinas desnudas. Con toda la intención de poner cachondo al invierno, que se corra hasta el viento. Qué puto frío.
He esperado a que salieses a dar un paseo, con la cabeza alta mirando al suelo. Con la ternura de un cachorro y la rebeldía del que sabe que es rey de su selva.
He imaginado que en algún momento tendrías que pasar por aquí, como todos los días. Y que al ver las cortinas abiertas, te asomarías por si me pillabas leyendo un libro indiferente. Que apoyarías la cabeza contra la primera esquina y te masturbarías muy fuerte, hasta congelar tu descendencia en cualquier pared en pleno octubre.
Y después te irías a casa, a lamentarte por no haber tocado el timbre.
El cartero siempre llama dos veces, pero el poeta ninguna. Y así ando, recogiendo recibos despeinada, pero nunca versos y abrazos,
La musa sigue tumbada en el sofá con la ventana abierta. Como un preso convencido de que la libertad está en su propia cárcel.
Ahí la tienes, más misa que musa. Confundiéndote con otros, otras, balcones o lluvia.
Aquí me tienes, y así no me quieres.
Espero que al volver a casa, tu habitación siga desordenada de mis bailes, y no puedas evitar darte cualquier golpe de rabia contra la suerte.
Y vuelques el cenicero. Y en algún momento llores lo que tendría que haberme corrido, u ocurrido.
Yo tan mariposa que me confundas con tu futuro, capullo.
Y salgas corriendo a buscarme, por si sigo sola y sólo en piel, que es lo más probable.
Te espero desnuda por dentro.
SONRÍE, TIENES UNA POLLA PRECIOSA.
Si me vuelves a preguntar qué es amor, espero que sea con la boca llena.
Maleducado estás más guapo.
Y yo, encendida, también.
He pasado la tarde tumbada en el sofá.
En bragas, con la ventana abierta y las cortinas desnudas. Con toda la intención de poner cachondo al invierno, que se corra hasta el viento. Qué puto frío.
He esperado a que salieses a dar un paseo, con la cabeza alta mirando al suelo. Con la ternura de un cachorro y la rebeldía del que sabe que es rey de su selva.
He imaginado que en algún momento tendrías que pasar por aquí, como todos los días. Y que al ver las cortinas abiertas, te asomarías por si me pillabas leyendo un libro indiferente. Que apoyarías la cabeza contra la primera esquina y te masturbarías muy fuerte, hasta congelar tu descendencia en cualquier pared en pleno octubre.
Y después te irías a casa, a lamentarte por no haber tocado el timbre.
El cartero siempre llama dos veces, pero el poeta ninguna. Y así ando, recogiendo recibos despeinada, pero nunca versos y abrazos,
La musa sigue tumbada en el sofá con la ventana abierta. Como un preso convencido de que la libertad está en su propia cárcel.
Ahí la tienes, más misa que musa. Confundiéndote con otros, otras, balcones o lluvia.
Aquí me tienes, y así no me quieres.
Espero que al volver a casa, tu habitación siga desordenada de mis bailes, y no puedas evitar darte cualquier golpe de rabia contra la suerte.
Y vuelques el cenicero. Y en algún momento llores lo que tendría que haberme corrido, u ocurrido.
Yo tan mariposa que me confundas con tu futuro, capullo.
Y salgas corriendo a buscarme, por si sigo sola y sólo en piel, que es lo más probable.
Te espero desnuda por dentro.
SONRÍE, TIENES UNA POLLA PRECIOSA.
Si me vuelves a preguntar qué es amor, espero que sea con la boca llena.
Maleducado estás más guapo.
Y yo, encendida, también.
Yo también te espero.
A veces me permito esto, escribirte estas tonterías.
Lo hago sólo por imaginar esa cara de loco a punto de llorar que se te queda cuando ves mi nombre en el remite de tus cartas.Imaginarme como saltas sobre el buzón, y cómo te dejas caer en el sofá mientras lees todo esto, sonriendo nostálgicamente. Tocándote la tripa como antes solía hacer yo.
Empezaré como suele empezar todo el mundo en las cartas; ¿cómo estás, campeón?
Sonaba mejor cuando tu respuesta era inmediata acompañada de un abrazo, pero no importa, siempre he sabido esperar. Nunca dejé de esperarte, así que esperaré un; "todo genial, preciosa" a mediados de la semana que viene; cuando entonces sea yo la loca que se abalanza contra el buzón.
¿Sabes qué? No sabía lo que era echar de menos. Hasta el día en que te fuiste y me vi obligada a empezar a hacerlo.
No a ti, sino a todas esas pequeñas cosas que te hacían algo gigante en mi vida.
Ya nadie se toma la molestia de levantarme a gritos, Si supieras que ya no queda nadie que se atreva a llevarme la contraria. Como si puediese yo sola con todo este peso.
Qué mundo más absurdo que este sin que me obligues a ver todas esas películas sin sustancia que a ti te gustan, y a dormir mirando hacia tu lado.
Espero que la pobre ignorante que te acompañe aprenda a decirte que no, con la misma facilidad con la que yo aprendí a decirte que sí.
No te asustes. Todo lo que te odio es sólo una pequeña parte de lo que te quiero. Todo este rencor no llega ni al primer escalón de todos los recuerdos que me hacen escribir esta carta.
Te sigo esperando, sentada en Madrid. Con un café ardiendo en las manos y la nariz rojo nieve.
Te sigo esperando, no esperes que se me olvide.
Te sigo esperando
que no se te olvide.
Lo hago sólo por imaginar esa cara de loco a punto de llorar que se te queda cuando ves mi nombre en el remite de tus cartas.Imaginarme como saltas sobre el buzón, y cómo te dejas caer en el sofá mientras lees todo esto, sonriendo nostálgicamente. Tocándote la tripa como antes solía hacer yo.
Empezaré como suele empezar todo el mundo en las cartas; ¿cómo estás, campeón?
Sonaba mejor cuando tu respuesta era inmediata acompañada de un abrazo, pero no importa, siempre he sabido esperar. Nunca dejé de esperarte, así que esperaré un; "todo genial, preciosa" a mediados de la semana que viene; cuando entonces sea yo la loca que se abalanza contra el buzón.
¿Sabes qué? No sabía lo que era echar de menos. Hasta el día en que te fuiste y me vi obligada a empezar a hacerlo.
No a ti, sino a todas esas pequeñas cosas que te hacían algo gigante en mi vida.
Ya nadie se toma la molestia de levantarme a gritos, Si supieras que ya no queda nadie que se atreva a llevarme la contraria. Como si puediese yo sola con todo este peso.
Qué mundo más absurdo que este sin que me obligues a ver todas esas películas sin sustancia que a ti te gustan, y a dormir mirando hacia tu lado.
Espero que la pobre ignorante que te acompañe aprenda a decirte que no, con la misma facilidad con la que yo aprendí a decirte que sí.
No te asustes. Todo lo que te odio es sólo una pequeña parte de lo que te quiero. Todo este rencor no llega ni al primer escalón de todos los recuerdos que me hacen escribir esta carta.
Te sigo esperando, sentada en Madrid. Con un café ardiendo en las manos y la nariz rojo nieve.
Te sigo esperando, no esperes que se me olvide.
Te sigo esperando
que no se te olvide.
viernes, 3 de octubre de 2014
Diálogo, supongamos, que al revés.
-Si hubiese sabido que existo dentro de ti, me hubiese quedado.
-Si hubiese sabido que existías dentro de mí, te hubiese empujado yo misma a que te fueras.
-¿Cómo? Mira... Te he visto gobernar imperios, partirte la cara con la vida. ¿Sabes que te pasa?
-Cállate...
-No, cállate tú. ¿Sabes lo que te pasa? Te pasa que si oyes en alto te asustas. Te pasa que te asusto. En fin, te paso. Y te estoy pasando ahora. Por mucho que intentes sacarme de quicio, ponerme celoso, o jugar a ser la mala del bar. No lo eres... Y cuando sales a la calle a fumar, cuando ponen esa canción y te rompes los pies sobre las vans. Cuando te despiertas por la mañana y te acercas porque tienes frío, pero si te tapo te alejas... Cuando pasa todo eso, ya no hay forma de que cierre la boca.
Pero tú mientras tanto pones encima de la mesa todo el cinismo que te cabe dentro y escupes teorías sobre la independencia que no te crees ni tú.
Por eso me voy. Porque ya no sé si eres la valiente que lleva toda la vida haciéndome reír o la loba asustada que no sabe admitir que quiere que me quede.
-No quiero que te quedes.
-Vale...
-No, joder, escucha... No quiero que te quedes, quiero que te vayas.
Quiero echarte de menos, quiero echarte de menos tanto que no sienta las manos del miedo... Tanto que tenga que conspirar contra mis propias teorías y cantar a gritos corriendo por casa para no seguir escuchándote aquí dentro...
-(...) Sabes que nunca he compartido tus maneras, pero no cambiaría un ápice tu forma de retorcer las emociones, la vida...
-En la playa...
-¿Qué?
Que si mañana no niego haber tenido esta conversación; follamos en la playa.
-Si hubiese sabido que existías dentro de mí, te hubiese empujado yo misma a que te fueras.
-¿Cómo? Mira... Te he visto gobernar imperios, partirte la cara con la vida. ¿Sabes que te pasa?
-Cállate...
-No, cállate tú. ¿Sabes lo que te pasa? Te pasa que si oyes en alto te asustas. Te pasa que te asusto. En fin, te paso. Y te estoy pasando ahora. Por mucho que intentes sacarme de quicio, ponerme celoso, o jugar a ser la mala del bar. No lo eres... Y cuando sales a la calle a fumar, cuando ponen esa canción y te rompes los pies sobre las vans. Cuando te despiertas por la mañana y te acercas porque tienes frío, pero si te tapo te alejas... Cuando pasa todo eso, ya no hay forma de que cierre la boca.
Pero tú mientras tanto pones encima de la mesa todo el cinismo que te cabe dentro y escupes teorías sobre la independencia que no te crees ni tú.
Por eso me voy. Porque ya no sé si eres la valiente que lleva toda la vida haciéndome reír o la loba asustada que no sabe admitir que quiere que me quede.
-No quiero que te quedes.
-Vale...
-No, joder, escucha... No quiero que te quedes, quiero que te vayas.
Quiero echarte de menos, quiero echarte de menos tanto que no sienta las manos del miedo... Tanto que tenga que conspirar contra mis propias teorías y cantar a gritos corriendo por casa para no seguir escuchándote aquí dentro...
-(...) Sabes que nunca he compartido tus maneras, pero no cambiaría un ápice tu forma de retorcer las emociones, la vida...
-En la playa...
-¿Qué?
Que si mañana no niego haber tenido esta conversación; follamos en la playa.
jueves, 2 de octubre de 2014
lunes, 29 de septiembre de 2014
YO NO SÉ NADA DE AMOR, PERO SI NOS PARASE LA POLICÍA DIRÍA QUE LA DROGA ES MÍA.
Que a tu lado, hasta los silencios son cómodos, joder.
Mar adentro. (Texto de Irene X)
Las manos donde no pueda verlas.
Mételas más
mucho mar adentro.
Hasta que metamos la pata
Hasta tocar fondo
Agárrame el corazón
a dos palmos bajo el ombligo.
Muérdeme.
Arráncame too lo que llevas encima.
Empieza por los prejuicios
Ya te desvisto yo el pasado.
Saca la lengua
Y abrázame
No pares todavía
Aún no he dejado de quererte.
Así que vamos a volver a hacerlo.
Vamos a calentar el agua de la ducha.
Sal de un salto, vamos a secarnos a la cocina.
Sobre la mesa.
Mierda, así no,
Hemos vuelto a mojarnos.
Ten cuidado
Hemos convertido el ruido en música
Van a volver a bajar los vecinos,
Y a subir la marea.
Mira, te he hecho un mapa en la espalda con los labios
¿Que sabes volver solo?
Entonces que sea bajo el agua.
Pero esta vez sin ella, así me limpio de lo que me das.
¿Tienes hambre?
Yo estoy muerta.
Vamos a tener que reinventarnos,
Me has dejado el cuello lleno de trampas.
Te mereces volver a ver las estrellas.
¿Qué dices?
¿Que subamos otra vez a ver el cielo?
Mejor nos quedamos aquí abajo
Hace muchísimo más calor.
Mételas más
mucho mar adentro.
Hasta que metamos la pata
Hasta tocar fondo
Agárrame el corazón
a dos palmos bajo el ombligo.
Muérdeme.
Arráncame too lo que llevas encima.
Empieza por los prejuicios
Ya te desvisto yo el pasado.
Saca la lengua
Y abrázame
No pares todavía
Aún no he dejado de quererte.
Así que vamos a volver a hacerlo.
Vamos a calentar el agua de la ducha.
Sal de un salto, vamos a secarnos a la cocina.
Sobre la mesa.
Mierda, así no,
Hemos vuelto a mojarnos.
Ten cuidado
Hemos convertido el ruido en música
Van a volver a bajar los vecinos,
Y a subir la marea.
Mira, te he hecho un mapa en la espalda con los labios
¿Que sabes volver solo?
Entonces que sea bajo el agua.
Pero esta vez sin ella, así me limpio de lo que me das.
¿Tienes hambre?
Yo estoy muerta.
Vamos a tener que reinventarnos,
Me has dejado el cuello lleno de trampas.
Te mereces volver a ver las estrellas.
¿Qué dices?
¿Que subamos otra vez a ver el cielo?
Mejor nos quedamos aquí abajo
Hace muchísimo más calor.
viernes, 19 de septiembre de 2014
4.
Que a estas horas sólo sé fumar. Que a estas horas solo sé tenerte. Y no te tengo. Sólo se quererte, y bueno, no me quieres.
viernes, 12 de septiembre de 2014
Batallas del 30 de mayo. Fifth.
Te comprendo al cien por cien. Finalmente. Todas tus razones, todos tus motivos. Todas esas corrientes de aire que te arrancaron de raíz de mi camino. Fui tan obsesiva que creí que mi vida se acabaría tan pronto tú salieras por la puerta. Creí que me lo dabas todo, creí que yo también te lo daba. Qué ciega y equivocada estaba. Confundí el amor con otra cosa. Claro que te quería. Claro que te quiero. Pero mis acciones no eran de amor, sino de control, celos, obsesión. Quise enjaularte en una jaula muy pequeñita que contuviera todos tus movimientos. Traté de cortarte las alas sin tener derecho a ello. Confundí el amor incondicional con el sacrificio por exigencias del guión. Lo siento. Aunque te lo dije, estaba aprendiendo a querer. Aún así comprendo que dieras carpetazo a nuestra relación, que te olvidaras de mí. A mí la distancia y el tiempo me han hecho ver las cosas desde otro punto de vista. Te sigo queriendo hasta la extenuación, con cada uno de mis huesos y cada una de las partículas que me componen. Siento nostalgia, arrepentimiento, pena, dolor, culpa. Pero no siento rencor. Miro atrás y las imágenes de nuestro tiempo juntos consiguen hacer brotar alguna que otra lágrima, pero poco a poco voy haciéndome a la idea de que no volverás. De que no volveré. Que el sendero por el que nos escurríamos se truncó y dio lugar a dos caminos nuevos e independientes, sin ninguna interacción entre sí. Te echaré de menos a lo largo de mucho tiempo todavía, pero sé que, día a día, la opresión en el pecho disminuirá. Las memorias se irán diluyendo paulatinamente hasta que la rutina y el pasar de la vida nos pongan a cada uno en nuestro lugar. Serás siempre el primero, el de las grandes moralejas que aprender, el que robó mi primer latido sincero y mis primeros gemidos ingenuos. El que me enseñó muchas cosas, el primero. El primero que no será último. Quedará en mí una parte de ti, y a la inversa, porque todas las personas que conocemos ponen su granito de arena para formar este desierto que somos cada uno. Te daré eternamente las gracias por haberme mostrado de qué trata la felicidad, por haberme hecho reír tantos días y también por haberme hecho llorar. Descubriste mis partes rotas e intentaste arreglarlas, dejándolas bastante mejor que cuando nos conocimos. Gracias también por eso. Y por haberte quedado más de lo que podías. Me quedaré siempre con las ganas de decirte que te echo de menos y que te quiero, y que aunque ahora me duela todo esto, pasará, pasará como te pasó a ti, y espero que sea donde sea, llegues a ser feliz.
Batallas del 30 de mayo. Fourth.
Y de la misma forma que surgió; rápido, fugaz; desapareció.
Mírala a ella, triste, fumándose todos los recuerdos, callándose. Mírale a él, increíble, radiante, feliz, como siempre lo había sido, como nunca había dejado de serlo; como si dentro de una burbuja se hallase y nada del mundo exterior pudiera afectarle.
Joder. Que sé escribir mejor de ti que de mi.
Mírala a ella, triste, fumándose todos los recuerdos, callándose. Mírale a él, increíble, radiante, feliz, como siempre lo había sido, como nunca había dejado de serlo; como si dentro de una burbuja se hallase y nada del mundo exterior pudiera afectarle.
Joder. Que sé escribir mejor de ti que de mi.
viernes, 22 de agosto de 2014
Sin título.
Llevo casi dos horas y media escribiendo y borrando todo lo que sangro por miedo a salpicarte con mis miedos, y es irónico, pues creo que estas ya demasiado lejos incluso para darte cuenta de que sigues siendo parte de las líneas que te escribo.
Y es que huir sin mirar atrás sería menos complicado si no fuese justamente atrás donde se está quedando todo lo que pudimos ser. Yo no tengo ni tuve ni tendré tanta fuerza como tienes tú. Yo no puedo mirar tus fotografías sin tiritar de ganas de sumergirme en cada una de ellas. En esa sonrisa que me mata y me dio la vida tantas veces.
Yo no puedo leerte sabiendo que cada verso esta más y más lejos de acercarse a mí. Que lo que duele no es saber que ahora le escribes a ella, sino ser consciente de que lo haces con las mismas manos con las que un día me escribiste a mi.
Ojalá hubiésemos inventado un idioma que sólo entendiésemos tú y yo, un lenguaje que pudiera gritar en plena noche cuando me despierta tu recuerdo y deslizo cuidadosamente mi mano hasta el otro lado de la cama con la intención de encontrarte, y luego morir muy poco a poco al volver a la realidad y ver, que ahí es justamente donde ya no quieres estar.
Jamás hubiese imaginado que el silencio pudiese llegar a hacer tanto ruido a las cuatro de la madrugada.
Deberías preguntarme por qué no duermo al caer la noche, por qué no cierro jamás los ojos hasta bien pasado el amanecer. Pregúntamelo. Te diré que tengo miedo de soñar contigo. Te diré que por el día hay demasiado ruido como para caer de lleno en ese mundo en donde te sueles colar y de momento, no cerrar los ojos es la única manera que tengo de poder dejar de verte.
Pregúntame por qué temo a mi subconsciente. Te diré que eres tú quien vive en él y te diré que duele, no te imaginas cuánto duele darle la libertad para soñarte y despertarme y ver que todo lo que acaban de tocar mis manos no es más que parte de una mentira demasiado amarga.
No, no duermo de noche por miedo a soñarte. No lo hago porque sé que no estarás ahí al abrir los ojos, porque sé que ya no quieres volver a estar.
Este tramo de la huida esta acabando con lo poco que quedaba ya de mi. Apenas soy una hoja arrugada con un millón de tachones cobardes por miedo a no poder leerte una vez derramado tu recuerdo sobre el papel. Quizás por miedo a que tú no quieras volver a leerme a mi. Ni a escucharme tan siquiera. Duele(s).
Aún no sé cómo lo has hecho, pero me has convertido en una marioneta encadenada a tus hilos y has conseguido sublevarme a cada uno de tus movimientos. Córtamelos, o haz que vuelva a bailar al son de tus deseos.
Mira al cielo y dime cuántas estrellas ven tus ojos. Así quizás se a más fácil. Cuéntalas, y dime el número exacto porque desde donde yo estoy sólo puedo verte a ti haciéndole sombra a cualquier constelación. Me has robado la ruta a todos los planetas a donde solía huir y me has dejado sin oxígeno en una atmósfera completamente desconocida. Aquí no estas tú despeinando mis mañanas, mi pelo largo entre tus manos. No estás tú para decirme que las ojeras son la huella que dejan los sueños en los que se besa mucho. Aquí no estás tú y no te imaginas cuánto duele.
No puedo describirte cuánto dueles.
Apenas me quedan fuerzas para lanzarte esta última bengala y ni siquiera sé si estarás mirando al cielo. Necesito que mires al cielo. Estoy tirada en cualquier rincón de tu cuerpo esperando a que me encuentres para poder decirte que jamás me he alejado de ti.
Que- jamás- me- he- alejado- de- ti-.
Que he intentado engañarme, una y otra vez pensando que si escribía un cuento repleto de mentiras, alguna acabaría volviéndose verdad, y lejos de eso, temo que cada uno de esos cuentos hayan destruido por completo cualquier esperanza de volver a leernos.
No te imaginas cuánto lo siento, ya no tengo fuerzas para volver a coger un tren. Y es que ya no queda sitio en mi piel donde guardar los billetes, sigo repleta de tus huellas dactilares. Han inundado por completo mi cuerpo y prefiero tenerlas a ellas si por más que vaya allí.. tú jamás vas a volver a estar.
Sigo anclada en la estación en donde nos dejamos los sueños. Me pregunto si aún seguirán allí, si alguien los habrá adoptado y les estará cantando bajito para que se duerman cada noche o estarán muertos de frio, y miedo, sabiendo que llega el invierno y no dormiremos en la misma cama para acunarlos. Ni serán nuestros labios sus bufandas nunca más.
Ojalá estuvieras tú aquí ahora, estoy tirada en cualquier calle de Madrid esperando que la casualidad o el destino que un día nos unió nos cruce de nuevo en su camino
..pero llueve y no apareces..
El tren llegará en apenas unas horas y daría lo que fuera por saber si dejé mi perfume en tu almohada cuando me marché. Al menos mi corazón, si sé con seguridad que lo dejé contigo.
y ojalá lo veas, y ojalá lo arropes, y ojalá me lo devuelvas en forma de "vuelve".
que llegan días de lluvia y deberías saber que es un friolero. Tápalo bien, Primavera, tápalo bien. Y háblale bajito o escríbele suave (que solo así sabe dormir.) Me dijo que lo dejase allí, en tu espalda. Me dijo algo de tu pelo, de tu piel, algo de que quería besarte en la nuca cada vez que te viera temblar.
y allí lo dejé.
(y allí debe estar)
dale tú las buenas noches de mi parte
Esta vez te toca a ti cuidarlo a él.
Y es que huir sin mirar atrás sería menos complicado si no fuese justamente atrás donde se está quedando todo lo que pudimos ser. Yo no tengo ni tuve ni tendré tanta fuerza como tienes tú. Yo no puedo mirar tus fotografías sin tiritar de ganas de sumergirme en cada una de ellas. En esa sonrisa que me mata y me dio la vida tantas veces.
Yo no puedo leerte sabiendo que cada verso esta más y más lejos de acercarse a mí. Que lo que duele no es saber que ahora le escribes a ella, sino ser consciente de que lo haces con las mismas manos con las que un día me escribiste a mi.
Ojalá hubiésemos inventado un idioma que sólo entendiésemos tú y yo, un lenguaje que pudiera gritar en plena noche cuando me despierta tu recuerdo y deslizo cuidadosamente mi mano hasta el otro lado de la cama con la intención de encontrarte, y luego morir muy poco a poco al volver a la realidad y ver, que ahí es justamente donde ya no quieres estar.
Jamás hubiese imaginado que el silencio pudiese llegar a hacer tanto ruido a las cuatro de la madrugada.
Deberías preguntarme por qué no duermo al caer la noche, por qué no cierro jamás los ojos hasta bien pasado el amanecer. Pregúntamelo. Te diré que tengo miedo de soñar contigo. Te diré que por el día hay demasiado ruido como para caer de lleno en ese mundo en donde te sueles colar y de momento, no cerrar los ojos es la única manera que tengo de poder dejar de verte.
Pregúntame por qué temo a mi subconsciente. Te diré que eres tú quien vive en él y te diré que duele, no te imaginas cuánto duele darle la libertad para soñarte y despertarme y ver que todo lo que acaban de tocar mis manos no es más que parte de una mentira demasiado amarga.
No, no duermo de noche por miedo a soñarte. No lo hago porque sé que no estarás ahí al abrir los ojos, porque sé que ya no quieres volver a estar.
Este tramo de la huida esta acabando con lo poco que quedaba ya de mi. Apenas soy una hoja arrugada con un millón de tachones cobardes por miedo a no poder leerte una vez derramado tu recuerdo sobre el papel. Quizás por miedo a que tú no quieras volver a leerme a mi. Ni a escucharme tan siquiera. Duele(s).
Aún no sé cómo lo has hecho, pero me has convertido en una marioneta encadenada a tus hilos y has conseguido sublevarme a cada uno de tus movimientos. Córtamelos, o haz que vuelva a bailar al son de tus deseos.
Mira al cielo y dime cuántas estrellas ven tus ojos. Así quizás se a más fácil. Cuéntalas, y dime el número exacto porque desde donde yo estoy sólo puedo verte a ti haciéndole sombra a cualquier constelación. Me has robado la ruta a todos los planetas a donde solía huir y me has dejado sin oxígeno en una atmósfera completamente desconocida. Aquí no estas tú despeinando mis mañanas, mi pelo largo entre tus manos. No estás tú para decirme que las ojeras son la huella que dejan los sueños en los que se besa mucho. Aquí no estás tú y no te imaginas cuánto duele.
No puedo describirte cuánto dueles.
Apenas me quedan fuerzas para lanzarte esta última bengala y ni siquiera sé si estarás mirando al cielo. Necesito que mires al cielo. Estoy tirada en cualquier rincón de tu cuerpo esperando a que me encuentres para poder decirte que jamás me he alejado de ti.
Que- jamás- me- he- alejado- de- ti-.
Que he intentado engañarme, una y otra vez pensando que si escribía un cuento repleto de mentiras, alguna acabaría volviéndose verdad, y lejos de eso, temo que cada uno de esos cuentos hayan destruido por completo cualquier esperanza de volver a leernos.
No te imaginas cuánto lo siento, ya no tengo fuerzas para volver a coger un tren. Y es que ya no queda sitio en mi piel donde guardar los billetes, sigo repleta de tus huellas dactilares. Han inundado por completo mi cuerpo y prefiero tenerlas a ellas si por más que vaya allí.. tú jamás vas a volver a estar.
Sigo anclada en la estación en donde nos dejamos los sueños. Me pregunto si aún seguirán allí, si alguien los habrá adoptado y les estará cantando bajito para que se duerman cada noche o estarán muertos de frio, y miedo, sabiendo que llega el invierno y no dormiremos en la misma cama para acunarlos. Ni serán nuestros labios sus bufandas nunca más.
Ojalá estuvieras tú aquí ahora, estoy tirada en cualquier calle de Madrid esperando que la casualidad o el destino que un día nos unió nos cruce de nuevo en su camino
..pero llueve y no apareces..
El tren llegará en apenas unas horas y daría lo que fuera por saber si dejé mi perfume en tu almohada cuando me marché. Al menos mi corazón, si sé con seguridad que lo dejé contigo.
y ojalá lo veas, y ojalá lo arropes, y ojalá me lo devuelvas en forma de "vuelve".
que llegan días de lluvia y deberías saber que es un friolero. Tápalo bien, Primavera, tápalo bien. Y háblale bajito o escríbele suave (que solo así sabe dormir.) Me dijo que lo dejase allí, en tu espalda. Me dijo algo de tu pelo, de tu piel, algo de que quería besarte en la nuca cada vez que te viera temblar.
y allí lo dejé.
(y allí debe estar)
dale tú las buenas noches de mi parte
Esta vez te toca a ti cuidarlo a él.
Todos los ojos lloran mierda.
¿Sabes lo que pienso de esta estupidez? Esas cosas no significan nada para mi, son solo palabras; estará bien para los otros, pero a mi no me sirven. Quiero decir, que si yo hago algo malo, quiero pagar por ello, a mi manera, así que me pongo mi propia penitencia para mis propios pecados, ¿qué opinas?
El sufrimiento y el infierno tienen dos caras.
El sufrimiento y el infierno tienen dos caras.
viernes, 1 de agosto de 2014
martes, 22 de julio de 2014
Joder. Joder. Joder. Joder. Joder.
Joder, si es que me cago en mi puta vida cada vez que veo lo pienso. Que si, que la cagué haciendo eso, pero joder, ni si quiera sabia si lo nuestro seguía en pie, y coño, lo que hice con él lo hice sin sentir nada, lo que hice contigo lo hice por que me gustabas. Y joder, me estabas gustando mucho, y te juro que si tuviera otra oportunidad no volvería a cagarla ni la más mínima, porque me dedicaría única y exclusivamente a ti.
Te quiero. O te quise, no sé.
Te quiero. O te quise, no sé.
sábado, 19 de julio de 2014
miércoles, 16 de julio de 2014
A veces da placer y otras te quita la vida.
Yo creía que el amor era no poder dejar de hablar de alguien. Y lo creo, pero el silencio lo destruye.
Observo a las parejas sonrientes hacerle el amor a los parques, que no es lo mismo que follar en ellos. Y me pregunto quién de los dos hará la cena esta noche y quién se dejará abrazar al dormir. También, a veces, me pregunto si duermen. O si no han dejado de soñar por soñarse juntos.
Escucho a los mortales hablar de cómo sonríe su mitad. Escucho a los inocentes hablar de cómo mueven el culo y el mundo sus culpables del latido. Y me enamoro otra vez, como nunca he dejado de hacerlo.
Enamoro a tu ego porque tienes tanto amor propio que dan ganas de hacértelo. Ajeno. A las circunstancias.
Y a veces pienso en cómo se va a despertar, si todavía no se ha ido a dormir...
No despiertes. Septiembre sólo llega para los que se van.
Ojalá me perdone la prosa, porque la poesía me abandonaría si supiese que la uso para esto.
Sigo soñando acantilados, aunque no duerma ni los duerma. Hago como si nada, pero el monstruo del espejo se está ahogando. Y yo sólo soy una niña asustada del reflejo, por eso nunca salgo cuando llueve.
Hay más peces en el mar, pero mi tierra de nadie sólo tiene charcos.
Por lo menos la sangre
no devuelve imágenes.
Ojalá nunca hubiese aprendido a hablar, besaría muchísimo mejor. Ojala nunca hubiese aprendido a besar, callaría mucho mejor.
Hay un infinito terror, escondido debajo de esa manía tan humana, de no querer darnos la razón mientras nos regalamos la culpa.
Tal vez sea tonta, pero todavía no distingo tus dedos del cielo. Que me dejen mirar, donde me dé la gana.
Mira, el corazón no se rompe; se para. Tengo un corazón tan grande que me es imposible llevarlo a todas partes. Por eso, en situaciones, los bobos dirían que no tengo.
Aún así, no ando falta de emociones; corro.
Y sólo le pido a los sentimientos que me perdonen por dejarlos en casa, cuando voy a cualquier parte, en la que no estás tú.
Observo a las parejas sonrientes hacerle el amor a los parques, que no es lo mismo que follar en ellos. Y me pregunto quién de los dos hará la cena esta noche y quién se dejará abrazar al dormir. También, a veces, me pregunto si duermen. O si no han dejado de soñar por soñarse juntos.
Escucho a los mortales hablar de cómo sonríe su mitad. Escucho a los inocentes hablar de cómo mueven el culo y el mundo sus culpables del latido. Y me enamoro otra vez, como nunca he dejado de hacerlo.
Enamoro a tu ego porque tienes tanto amor propio que dan ganas de hacértelo. Ajeno. A las circunstancias.
Y a veces pienso en cómo se va a despertar, si todavía no se ha ido a dormir...
No despiertes. Septiembre sólo llega para los que se van.
Que te dejen soñar
de una puta vez
tranquilo.
Ojalá me perdone la prosa, porque la poesía me abandonaría si supiese que la uso para esto.
Sigo soñando acantilados, aunque no duerma ni los duerma. Hago como si nada, pero el monstruo del espejo se está ahogando. Y yo sólo soy una niña asustada del reflejo, por eso nunca salgo cuando llueve.
Hay más peces en el mar, pero mi tierra de nadie sólo tiene charcos.
Por lo menos la sangre
no devuelve imágenes.
Ojalá nunca hubiese aprendido a hablar, besaría muchísimo mejor. Ojala nunca hubiese aprendido a besar, callaría mucho mejor.
Hay un infinito terror, escondido debajo de esa manía tan humana, de no querer darnos la razón mientras nos regalamos la culpa.
Tal vez sea tonta, pero todavía no distingo tus dedos del cielo. Que me dejen mirar, donde me dé la gana.
Mira, el corazón no se rompe; se para. Tengo un corazón tan grande que me es imposible llevarlo a todas partes. Por eso, en situaciones, los bobos dirían que no tengo.
Aún así, no ando falta de emociones; corro.
Y sólo le pido a los sentimientos que me perdonen por dejarlos en casa, cuando voy a cualquier parte, en la que no estás tú.
Y sólo le pido a los sentimientos que te perdonen
cuando vas a cualquier sitio
en el que no estoy yo.
Y se te olvidan.
Te tengo en el cajón de los recuerdos, también en el de los olvidos, en el de los sueños rotos y los sueños cumplidos.
Ayúdame
a quererte en este Julio seco, que pronto llegará el Invierno
y aún tengo que encontrar las fuerzas para no dejarnos morir de
frío. Deja tus manos enredadas en mi pelo, acerca de nuevo tu boca a
mi cuello y susúrrame el silencio de todo lo que hoy nos estamos
callando. y es que dime, ¿de qué sirve callarnos la vida cuando así
solo nos estamos matando? Ojalá tuviera tus caricias esta noche, la
fiebre inunda mi cuerpo y te escribo desde el sofá en donde debería
estar acurrucada a ti. La cama parece más grande conforme más te
alejas y ya ni siquiera puedo ver tu silueta cuando sale el sol. Mis
sábanas son hoy la definición exacta de una eternidad sin ti. Cómo
no morir ahogada si en cada verso alejas cualquier esperanza de
rescatarnos.
Cómo,
si tus manos han dejado de intentar nadar. Las mías están cansadas,
mi amor, apenas tienen fuerzas para acabar esta carta y pronto
dejarán de intentar salvarte, dame al menos aunque sea... un puto
motivo para odiarte.
Porque la vida no es eterna, y menos mal...
Y que triste que lo que tenga que decir, lo diga en forma de anonimato ¿no? paradojas supongo.
Beber, fumar, follar, olvidar, tener la sartén por el mango, mi propia ley, lo típico vamos, para una piba de mis años. Aquí donde nos veis somos poetas.
Hablo de hacer tratos con el diablo, porque el de arriba ya me hizo el lío, al decirle que hay alguien que casi le mejora.
Batallas del 30 de mayo. Third.
¿Vamos a terminar todo esto de la noche a la mañana? ¿Sin ni si quiera despedirnos? ¿Enserio? ¿Ni una mísero adiós?
De verdad, es que esto no tiene sentido, osea, no es normal pasar de estar un día en un parque riendo, besando y abrazándonos a dejar de hablarnos sin ninguna razón.
Había encontrado en ti lo que quería cuando no lo quería, y aún así, me dí cuenta de que valías la pena, ¿y sabes? estaba valorando cada mínimo detalle de esa relación (si así se puede llamar), estaba aprovechando cada minuto, porque después de tantas historias, te das cuenta de que nada es eterno, y que tienes que vivir los buenos momentos lo mejor posible.
A pesar de que al principio no me gustaba la idea de lo que estábamos teniendo, me estaba empezando a gustar joder, te juro que estaba (y estoy) dispuesta a lo que sea por continuar con eso que teníamos, porque a pesar de todos tus fallos, y más aún los míos (que son muchos más) me encantaba eso, nuestro, joder, porque al fin y al cabo era sólo nuestro.
Te juro que intento buscar un sólo motivo, sólo uno, pero es que no puedo. No encuentro aquello, ¿qué coño ha sido lo que falló?
...
¿Qué sabes tú de mi soledad, de mis penas y mi amargura? ¿A caso sabes tú? Tú no sabes na'. Si casi no se yo... ¿Qué sabes tú de mi realidad, de mis miedos y de mis dudad? ¿A caso sabes tú? Tú no sabes na'. Si casi no sé yo...
Ya no espero nada de nadie.
Quien me piense, que me escriba. Quien me extrañe, que me busque. Quien me quiera, que lo demuestre.
martes, 15 de julio de 2014
Batallas del 30 de mayo. Second.
Sé que esta noche tú no tendrás problemas en dormir. En cambio yo... ¿yo qué te voy a contar? Si ya sabes todo. Sabes que no duermo aún muriendo de sueño si hay algo que ronda mi cabeza, sabes que a mi nadie me tiene que dar clases de moral, que eso es algo que ya tengo muy aprendido, que muero por ti, que me encantaría dormir contigo, pero mi cabeza me dice: "¡Enfádate! no le hables!". Sabes que no soy de llorar, pero también sabes que soy incapaz de durar mucho enfadada. Sin embargo, esta noche, sé que si me acostara en tu cama, no reconocería a la persona que tengo al lado.
No quiero dormir con desconocidos.
lunes, 14 de julio de 2014
Me vienen las desgracias todas juntas.
Es que me cago en mi puta madre cada vez que paso por esa puta acera, y recuerdo el puto primer beso que nos dimos, hostias.
domingo, 13 de julio de 2014
J O D E R.
Supongo que en cierto modo, esto es algo de desorientación. El no saber lo que siento me ha hecho cometer un enorme error, y ya no hay vuelta atrás. Siempre he pensado que no te quería, que bueno, después de una historia bonita no hay más, y, yo ya tuve la mía, después de ella vinieron muchos tíos, y a pesar de que yo les llenaba a ellos, el sentimiento no era recíproco. Supongo que sería por eso de que ya perdí mi oportunidad y bla bla bla. Así que ya sólo me quedaba disfrutar de los que veníais, pero,
*De verdad, no sabes lo difícil que es para mi escribir esto, joder, que ya no sé que coño hacer,coño putas zorras cojones mierda hostias, joder tío. Enserio, ya no sé como coño continuar esto, me esta matando por dentro desde el primer momento.*
claro, llegaste tú, la verdad que llegaste como todos, así, a lo tonto, sin pensarlo, porque sí. Y bueno, todo este tiempo he CREÍDO pensar que eras como los demás, y que no ibas a ser más que ninguno de ellos, pero después de haberla cagado como lo he hecho...
Joder, que no somos nada, que no he hecho nada malo, pero joder *coño ya* si tanto me está afectando supongo que será porque me importas más de lo que pensaba. Que empezaste a lo tonto, y bueno, no sé como acabarás, o, si por muy mala suerte, has terminado ya.
De verdad, daría lo que fuese por volver a esta noche, haberme dormido desde el principio y que no hubiera pasado nada, llegar a casa por la mañana, y mandarte un mensaje, ¿sabes? te diría:
Buenos días idiota, ¿qué haces hoy? hace mucho que no te veo...
¿qué te parece si quedamos ésta tarde?
Bueno, ya si quieres y eso... responde.
Pero no, ya la he cagado demasiado, estoy de mierda hasta el cuello, y no se como salir de ella.
viernes, 11 de julio de 2014
Días diarios.
Mis putas heridas. Mis ganas de vivir emigran.
De mi familia la oveja negra, no certifican las miradas que me echa a mi la madre mía.
Por mi silencio pagarían, sé cosas de la vida que mejor que no se digan. Sé de puertas de salida que mejor que no se abran, que luego te persiguen sombras. Hay momentos que me asusto de mi misma, y otros momentos en los que me digo: "no es pa' tanto chica" pero sí que lo es, hermano; he compartido tazas de báteres con el mismo diablo.
Y, tengo que salir a despejarme, y, y esta cama huele a ti, y nos damos la espalda como extraños, y, y ya no me apetece ni besarte.
A mi ruina le sobra rutina, y esto ya es inaguantable, mierda. Luego me arrepentiré, diré, que esto es circunstancial, y volveré a follarte como antes. Justo después me dormiré, siendo otra tía insustancial soñando cosas imposibles. Aquí huele a domingo casi siempre, y no creo en el destino porque duele. Allá donde estés hieres, por eso me bajé al infierno, ya no pienso en mis errores.
Eres como el champán, a ver, me explico: si gano te merezco, si pierdo te necesito; por quien dobla las campanas.
No esperamos del mañana apenas nada, ni el mínimo éxito. Ni si quiera por mis muertos que me engancho yo a algo de esta vida; y es que saco lo peor de vosotros, lo mejor de mi se fue cuando probé ese polvo. Vivo sin lujos, me flipa beber sola, soñar que arreglo el mundo, bueno miento, me flipa beber sola, contar ya mis problemas a una litrona; me miran con cara rara, ¡yo no educo!, ¿acaso me han visto con cara de colegio público?
Joder. Ésta cara es de desequilibrio, de estar viva porque no hay remedio. La paz a medio plazo la encontraré en el exilio, la encontraré en el divorcio, ¿por qué coño me casé con el vicio?
De mi familia la oveja negra, no certifican las miradas que me echa a mi la madre mía.
Por mi silencio pagarían, sé cosas de la vida que mejor que no se digan. Sé de puertas de salida que mejor que no se abran, que luego te persiguen sombras. Hay momentos que me asusto de mi misma, y otros momentos en los que me digo: "no es pa' tanto chica" pero sí que lo es, hermano; he compartido tazas de báteres con el mismo diablo.
Y, tengo que salir a despejarme, y, y esta cama huele a ti, y nos damos la espalda como extraños, y, y ya no me apetece ni besarte.
A mi ruina le sobra rutina, y esto ya es inaguantable, mierda. Luego me arrepentiré, diré, que esto es circunstancial, y volveré a follarte como antes. Justo después me dormiré, siendo otra tía insustancial soñando cosas imposibles. Aquí huele a domingo casi siempre, y no creo en el destino porque duele. Allá donde estés hieres, por eso me bajé al infierno, ya no pienso en mis errores.
Eres como el champán, a ver, me explico: si gano te merezco, si pierdo te necesito; por quien dobla las campanas.
No esperamos del mañana apenas nada, ni el mínimo éxito. Ni si quiera por mis muertos que me engancho yo a algo de esta vida; y es que saco lo peor de vosotros, lo mejor de mi se fue cuando probé ese polvo. Vivo sin lujos, me flipa beber sola, soñar que arreglo el mundo, bueno miento, me flipa beber sola, contar ya mis problemas a una litrona; me miran con cara rara, ¡yo no educo!, ¿acaso me han visto con cara de colegio público?
Joder. Ésta cara es de desequilibrio, de estar viva porque no hay remedio. La paz a medio plazo la encontraré en el exilio, la encontraré en el divorcio, ¿por qué coño me casé con el vicio?
[·#·]
Dedicáis tantos a insomnios a quien no va a venir, que cuando venga alguien que de verdad merezca la pena, os quedaréis dormidos.
sábado, 5 de julio de 2014
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. (Poema de Pablo Neruda).
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Todo lo que nunca podré decirte en cinco pasos.
Que guapo está en mi corazón para estar tan roto. ¡Y qué bien te quedan estas letras! puestas delicadamente en tus pestañas, que son como el telón de la gran obra de tus ojos. Perdóname, pero ya sabes que soy chica de metáforas, aunque en realidad es un eufemismo decir eso, cuando en realidad lo que soy es una cobarde por no saber escribir claro, por no atreverme a acercarme a ti y decirte, que eres lo más bonito que he visto alguna vez pisar este suelo; territorio que aún no he conquistado, porque a mi, eso de tener los pies donde hay que tenerlos, nunca se me ha dado nada de bien. Y es que sueño tanto, que a veces pienso, que en mi vida no existe presente, sino ilusiones que ahogan el tiempo.
Lo primero que he aprendido de esta historia, nuestra, supongo, es que el pecho izquierdo siempre va a doler más que cualquier otra parte del cuerpo, será por fisonomía o metáfora, pero estás vendido si se clava ahí la flecha de Cupido. Que sí, que es de Cupido, pero seguirá siendo una flecha, y duele.
Lo segundo es, que si echar de menos ya es de por si jodido imagínate echarte de menos a ti, cuando en realidad, tendríamos que echarnos de más, pero de sonrisas. Llámame ilusa, soñadora, idealista y mentirosa, por venderte que el amor, sí existe. Pero nunca, por favor, me obligues a quemar mi bandera, porque si defiendo una locura así, si te afirmo una y otra vez que la Torre Eiffel ha sido más testigo de besos que de huidas, que el Sena y sus orillas sean escenario de poemas, y que tú y yo podríamos ser prosa y verso, es porque,
lo tercero que he aprendido, es que yo empecé a buscar en tus labios a raíz de algo tan loco como el palpitar de éste corazón.
Y lo cuarto, es que, ya va siendo hora de salir de mi escondite, ¿no? y correr a buscarte. Es el momento perfecto para abandonar el salvavidas y aventurarme a tirarme al mar en mitad de la nada. Que no será nada, porque estarás tú; y lo será todo. Que no será escondite, porque estarán tus brazos, y eso... jajajajaja, eso si que es magia.
Por último, decirte que lo quinto que quiero susurrarte, es...
Co(n)razones o sin ellas. (Texto de Alejandra Saiz).
Nos comimos los paréntesis en menos de dos meses, se nos fue de las manos para venirnos al pecho. Justo ahí, donde colocas mi palma en tus cosenos y me dices que te encuentre el corazón que yo tengo.
Me tragué tu bombeo una vez que pisamos el cielo, y desde entonces, lo guardo dentro de mi. Lato por dos, y me delato cuando intento parar uno de los latidos (el tuyo habla bajito y el mío es un Correcaminos). Pero es mío, y lo pienso cuidar como si fuese tuyo, pienso dormir tu corazón por todas las veces que no ha vivido.
Tengo pensados 27 planes para contarte (entre ventrículos) que las venas que lo cubren son los besos que aún no te he dado, para convencerte de que la vida se mira sin un corazón hecho a medida.
Pero el tuyo es una excepción, y me viene de miedo para ponérmelo cada día.
Que triste que tenga que decirte esto desde el anonimato, y no a la cara...
A veces, cuando te imagino durmiendo pienso en la justicia, y me viene a la mente la idea de grabarte, mientras duermes, por aquello de que la paz mundial se esconde en tus bostezos. Y con una sola de tus muecas o de las veces que te rascas la nariz sin darte cuenta podrían acabar con la guerra en cualquiera de sus formas.
Tú, con tus manos calientes
curando cicatrices por todo mi cuerpo.
Tú, con tu sonrisa tímida
por si en un descuido, te la robaba y la sacaba a bailar.
Tú, con tu manía de negarme los besos, sólo para hacerme rabiar.
Tú, contigo.
Voy a hacer una lista con las veces que me callo los 'te quiero' para que los tengas siempre a mano y los escuches siempre que te apetezca:
Te quiero sin saberlo un 7 de enero,
intuyo el verbo en futuro 60 días más tarde.
Te empiezo a querer un 23 de mayo, cuando nos conocemos alcohólicos perdidos.
Un 21 de mayo, donde presiento que las cosas inevitables, son un poquito, así, sin sentido.
El sentimiento, medio sale a la luz un 30 de mayo, junto al primer beso.
Te quiero por primera vez un 22 de junio.
Te he querido sin saberlo, sabiéndolo, y en todas las formas verbales que existen. Te he querido de noche, de día y a deshoras. Te he querido de espaldas, de frente. Te he querido encima y debajo, y de lado a lado; y tengo que confesarte, que donde mejor me quedas... es dentro. Ahora déjame probar cómo me queda quererte de cerca. Que algo me dice que es a medida.
Déjame decírtelo todas las mañanas; cuando te despiertas y te pasas la mano por los ojos como si no estuviera ya enamorada de tus legañas, como si no estuviera ya enamorada de tus ojeras.
Ojalá algún día consiga que te escuches con mis oídos, así entenderás por qué, a ciertas cosas, solo sé responderte a besos.
Créeme, te enamorarías de ti, cada día, si fueras yo. Y pudieses decir lo que siento, incluso mientras te escribo esto.
Tú, con tus manos calientes
curando cicatrices por todo mi cuerpo.
Tú, con tu sonrisa tímida
por si en un descuido, te la robaba y la sacaba a bailar.
Tú, con tu manía de negarme los besos, sólo para hacerme rabiar.
Tú, contigo.
Voy a hacer una lista con las veces que me callo los 'te quiero' para que los tengas siempre a mano y los escuches siempre que te apetezca:
Te quiero sin saberlo un 7 de enero,
intuyo el verbo en futuro 60 días más tarde.
Te empiezo a querer un 23 de mayo, cuando nos conocemos alcohólicos perdidos.
Un 21 de mayo, donde presiento que las cosas inevitables, son un poquito, así, sin sentido.
El sentimiento, medio sale a la luz un 30 de mayo, junto al primer beso.
Te quiero por primera vez un 22 de junio.
Te he querido sin saberlo, sabiéndolo, y en todas las formas verbales que existen. Te he querido de noche, de día y a deshoras. Te he querido de espaldas, de frente. Te he querido encima y debajo, y de lado a lado; y tengo que confesarte, que donde mejor me quedas... es dentro. Ahora déjame probar cómo me queda quererte de cerca. Que algo me dice que es a medida.
Déjame decírtelo todas las mañanas; cuando te despiertas y te pasas la mano por los ojos como si no estuviera ya enamorada de tus legañas, como si no estuviera ya enamorada de tus ojeras.
Ojalá algún día consiga que te escuches con mis oídos, así entenderás por qué, a ciertas cosas, solo sé responderte a besos.
Créeme, te enamorarías de ti, cada día, si fueras yo. Y pudieses decir lo que siento, incluso mientras te escribo esto.
Bajo la lluvia equivocada.
Llueve,
mi amor, y ya no sé hacer otra cosa que imaginarte bajo la lluvia.
Llueve, y ya no sé escribir si no es sobre mojado por si el viento
no es capaz de llevarse las palabras. Las promesas de la primavera se
han ahogado a base de silencio y el tiempo no hace más que
recordarme que tu olvido estallará en cualquier momento.
Tus manos rebosaban tanta paz y yo debía declararte tanta guerra; si fui a curarte las heridas fue tan sólo con el fin de seguir matándonos después. "Jamás debiste haberte cogido aquel tren" -me dijeron al verme bajar de la estación en forma de piezas. Yo solo quería cortarme los pulmones con tus uñas, que el dolor me traspasara los huesos de tu recuerdo y retorciera mi clavícula hasta encontrar tu cicatriz. Quizás así, pudiese desde dentro cicatrizar la herida.
A veces te pienso y dejo de existir, entonces el mundo tiembla y las nubes se echan a llorar creando un ejército de besos que golpean tu ventana. Déjate mojar un rato. Que no conozco imagen más bonita que cuando te vi brillar bajo la lluvia ni conozco escondite más seguro que aquel portal en mitad de la tormenta. Tú quizás no lo sepas, pero anoche soñé contigo y en el sueño, te prometí que cada vez que lloviera me tendrías a tu lado, con los ojos cerrados y el corazón abierto. Exactamente igual que cuando te vi por última vez. Hoy llueve, diluvia en mi ventana y tú no estás. Pero créeme, yo estoy pegada a la tuya desde la primera gota que ha caído en tus manos. Asómate a las nubes, mi amor, que no es agua lo que cae desde este cielo oscuro, son caricias y llevan todas tu nombre y la única misión de acariciarte a ti.
viernes, 4 de julio de 2014
A base de brechas y desabrochar.
Escribir para él como cuando se pestañea ante el reflejo de un cristal roto. Porque no sé si lo sabéis, pero vuela.
Vuela alto y el viento que levanta sabe a verano, a hogueras que se encienden y a olas que te tocan. Sabe a ese vaivén loquísimo que te agarra de la cintura para decirte que si no las saltas las demás tardan un sólo segundo en llegar. Que no pasa nada, que vuelven, que son infinitas, que son justas, que no se acaban.
Me recuerda a mar y a noche porque te envuelve, porque marea y porque calma. Porque las mariposas más bonitas pueden morirse de pena sólo con que las toques y las condenes a vivir en una jaula de seda.
Cuentan que una vez la luna llena se acostó en su cama para espiarle y que desde entonces se pelea con el Sol por permanecer. Que le brilla la piel como brillan los aullidos de un lobo. Que de él dependen las mareas y los bailes a medianoche.
Con él aprendes a buscar historias en la pequeñez de los días tranquilos, a leer en la infinitud de la cotidianidad.
Aprendes que los sueños son libres
sólo cuando nosotros lo somos también.
Una vida entera viviendo en un martes 13.
¿Y qué si te necesito a mi lado?
¿Y qué si te digo que lo único que me apetece ahora es estar tumbada en tu cama, fumándome un cigarro mientras recorres mi cuerpo con tus labios? Besarte hasta quedarme sin aliento, como nunca hemos hecho.
Que tampoco pido tanto, sólo un ratito a tu lado, saber que el mundo es nuestro con la tranquilidad de que nunca será de otros dos.
Que entiendas que al amor en libertad también le gusta la compañía.
¿Y qué si te digo que lo único que me apetece ahora es estar tumbada en tu cama, fumándome un cigarro mientras recorres mi cuerpo con tus labios? Besarte hasta quedarme sin aliento, como nunca hemos hecho.
Que tampoco pido tanto, sólo un ratito a tu lado, saber que el mundo es nuestro con la tranquilidad de que nunca será de otros dos.
Que entiendas que al amor en libertad también le gusta la compañía.
Y que tu luna de miel sea una luna de mierda.
O hablo ahora o callo para siempre.
Hay días que morir no es suficiente. Escribiendo una canción, el día de tu boda.
¿Qué será de ti con esa tía? Ya sé que vas a hacer, dormir con ella, soñar conmigo. Pondrás mi nombre a tu primogénito, pero ser semi feliz no tiene mérito. Puede que encuentres una chica mejor, ajena al dolor, una señora que vista a la moda, que te haga canciones de amor, que no hablen de sexo, de alcohol o de drogas.
Porque después de ti, ya no son labios. Nadie va a mirarte como yo. Dame cuerda en la nostalgia del reloj. Mi vida es como un cuadro pintado a oscuras, por eso tu no me puedes ver ya ni en pintura.
Y cuéntale a tus hijos que pudieron ser los nuestros.
jueves, 3 de julio de 2014
Correr, correr, saltar y seguir corriendo hasta chocar con el siguiente latido.
Una calada más por tus recuerdos, o por cómo han llegado hasta aquí. Por uno de tus besos o por cada vez que te giras sin más. Una calada por todas las veces que has dicho mi nombre en tu mente, por todas y cada una de las personas que decían que nunca aprenderíamos a sonreir, y que el humo no se lleve mis palabras. Otra por mis idas de olla. Una que me haga olvidar que anoche bebí hasta casi olvidarte. Una de esas largas para que me tengas en cuenta, siempre. Una por tus principios, otra por mi final. Una calada por tus orígenes y como siempre han querido escucharte. Otra más por las peleas incomprensibles y necesarias. Alguna entre mi luna y tu sol, por cualquiera que lleve mi sangre. Una por la jodida noche y su ocasión. Otra para que vuelva a ocurrir. Alguna que otra por aquella vez que me perdí tu piel, o por cuando nos arrestaron por saber demasiado del tiempo y querer timarle. Una de las chiquititas por nuestra canción, que sea pequeña, que la parte que falta ya la completo escuchando esa melodía a todas horas. Si quieres también, otra por mis silenciosas regañas en todos los idiomas, O por todo lo que callé. Las que quieras mientras el mundo sea nuestro.
"Citas".
Es aquí, pasa, puedes quitarte las medias, o si prefieres te las rompo yo. Del amor ni una palabra, por favor, todavía es por la mañana. Sabes a viernes, y también a nata. Ese mapa en la espalda, ¿es natural? Verás... Yo quería besarte incluso donde no me dejes. Ya, a mi también me encanta esta canción. ¿Podríamos moverte si me tomas como ángulo principal de caricia?. Me gustan las huellas que dejas en las motas de polvo que contigo se mueven. Ojalá que todas las cosas bonitas no dependan sólo de ti. Vamos, sube aquí arriba, que sino me voy a tener que venir abajo. Bésame ahora y dejemos para nunca lo de siempre. ¿Ya estás volando? Contigo es que no se puede... Mira, ven, hay que ver cómo tienes los labios. Joder ¿eh? Cómo está el patio y tú pensando que todo es igual. Espera un momentito, prometo que será el último. Por cierto, ¿a quién tuviste que matar para lograr esa sonrisa, mi vida? Cambiemos mejor de tema, yo venía a hablar de tus faldas y a vivir debajo de ellas. Tengo un puñado de trenes que podríamos coger, así que había pensado, que tú...
Primer Tres.
Y nos alejamos, con esa horrible sensación de perder algo tan bonito como frágil, y es que, si no me perdió, si que perdió la ocasión de poder hacerme feliz.
Pero ya me estaba acostumbrando a perder.
Siempre con esa inercia de aquél que nunca aprendió a dejar de llorar con las despedidas. Y recuerdo cuando no estábamos tan lejos, y aún, al mirarte, al mirarnos, te brillaban los ojos como si fuésemos a salvarnos. Qué ingenuo, supongo. Estabas enamorado, y es bonito.
Y si algún día me preguntas por qué no volví, te diré que ya conozco mis cicatrices de sobra como para saber que te hubieras ido otra vez en cuanto te hubieras acercado lo suficiente, y no quiero abrirlas de nuevo.
Batallas del 30 de Mayo. First.
Como esos que no se atrevían a quererse porque siempre que lo intentaban terminaban escribiendo cosas tristes sobre el amor de madrugada. Como nosotros. ¿Y qué podíamos hacer? si nos resignamos a esperar, que muchas veces, es también una forma más de alejarse; que podíamos hacer, sino soñarnos por las noches, y también, incluso, cuando despertábamos. Esa era nuestra rutina. Esa. Nuestra bonita forma de morir.
No preguntes. Sólo sé que muchas veces estuve apunto de decirte "te quiero", pero luego pensaba que exponerse de esa forma podría ser peligroso, sobre todo por eso de que hay personas que se toman las declaraciones de amor como una declaración de guerra. Así que te preguntaba cómo estabas, por si había suerte, y me decías, que sin mi, no demasiado bien.
Que difícil es decirte te quiero, y que fácil sentirlo; amor.
Mírame, derrotada por ti, sintiendo una asfixia constante siempre que no te tengo, entre mis brazos, ¿porque dónde sino? aunque no mayor que la que me recorre por dentro cuando te tengo cerca, pensando en todo lo que te haría, todos los besos y todas las caricias, que, aún no te he dado, y que tampoco te daré, por ser la típica gilipollas, la que te va a perder por miedo a perderte.
Mírate, feliz, sonriendo, sin pensar en mi. Con esos ojos, esa sonrisa que vale millones, y ese pelo suave como la seda, como tu piel misma. Oh, tu piel, hablemos de tu piel, de tu espalda concretamente, no puedo hacer otra cosa que estremecerme cada vez que me imagino, en todos los sentidos, recorriendo tu espalda.
Mírame, fumando un cigarro, o un canuto, ya no sé ni lo que es. Echándote de menos, aunque aún te tengo, pero así me voy preparando para cuando no. Andando sola por las calles, de la ciudad, sin pararme a ver si conozco a alguien no, principalmente por mi forma cabizbaja de caminar, intentando buscar mi lugar bajo la tierra.
TAXI LIBRE, PERO OCUPADA. (Texto de Irene X).
Tú no sabes lo que es volver a casa. Salir del ruido y que
sólo suene música en la que señalábamos cuántos hijos
tendríamos.
Qué vas a saber tú de caminar con el corazón en forma de
tacones. En la mano. Bajo la lluvia.
Tú que vas a saber de calar si siempre desapareces a los doces
golpes de semen contra mi pecho. Si te lavas las manos tras
la tormenta. Ignorante.
Tú no sabes lo que es volver a casa. Buscar un punto de
apoyo sin recordar tu polla. Verlo todo en negro porque se
corren los ojos antes que yo.
Y dormir entre taquicardias. Como si el amor llamase a mi
puerta para embargarme tu recuerdo. Contar pesadillas.
Dormida.
Y despertarme.
Buscar entre aspirinas el remedio para curarme todas estas
rozaduras que me ha dejado tu piel.
Y anestesiarme.
Marcar tu número de teléfono y aparecer en tu puerta.
Porque tú no sabes lo que es volver a casa.
Y yo, sólo, aprendo a dormir en la tuya.
miércoles, 2 de julio de 2014
Que afortunado es sentir detrás el aliento, saber que hay gente que comparte lo que siento, que no estoy solo, después de todo.
Una sonrisa es una brisa de aire fresco. Hay situaciones que derrumban al fuerte, que vienen como manadas de elefantes, quieres correr pero te quedas delante y esperas de verdad que no puedan verte; sientes el miedo natural en un hombre, pero te digo debes sobreponerte, conocer el problema y la raíz de este, y dar la cara como nunca lo hiciste.
He de levantarme, he de mirar dentro de mi, como poder hoy compartir todo lo que me hace feliz, la mejor forma de vivir.
Miro a mi alrededor, con la sensación de que la gente no entiende que el respeto mataría al rencor, que sólo amistad desemboca en amor.
Hoy siento apoyo de mi gente, eso y es lo importante, darle valor al calor del que te protege. Escribo con el corazón.
Atentamente.
Posdata: esta carta es para el que se la merece, al que miró por mi, al que tuvo sueño y no se fue a dormir, que le dio palabras a un llanto sin fin. Familia y amigos, os querré a morir, siempre en mi mente están.
domingo, 29 de junio de 2014
HAY SILENCIOS QUE SEPARAN SIN SER KILÓMETROS.
Y
comprendió, que hay personas que brillan sin ser estrellas y que hay
silencios que separan sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito
así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un
sentido, con nombre y apellidos a ser posible. Un sentido que nos
abrace por las noches, y que no se vaya al vernos las cicatrices, que
las comparta con nosotros.
Comprendió
que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que,
al igual que moría si no respiraba, también lo hacía, aunque de
distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor, y también pensaba
que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los
sentimientos porque tenían miedo de que alguien llegase y les
hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más
bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños,
las esperanzas, que te quite las ganas, asique nos vestimos con un
poquito de orgullo y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el
precipicio antes de saltar. Porque si vamos a morir, queremos morir
por alguien que sepa llorarnos. Y sobre el desamor. Cuando ya sientes
cosas bonitas por alguien que ya está sintiendo cosas bonitas por
otro. Pensaba que a veces es inevitable, y que ojalá pudiésemos
elegir de quien enamorarnos y hacerlo de aquella persona que supiese
querernos. Pero las cosas, por desgracia, no son así. Y muchas
veces, más de las que me gustaría, terminamos padeciendo insomnio
por alguien que, a demás de irónicamente, nos hace soñar.
Y
luego terminó hablando sobre la capacidad de olvidarnos de las
personas, y sobre la naturaleza de los recuerdos. Diciendo que la
mejor forma de olvidar a alguien que nos duele recordar, es llegando
a la conclusión de que no
merecemos eso, de que merecemos algo más. De que merecemos sangrar
por alguien que, luego, venga a curarnos. De que la vida no es tan
larga, ni dura tanto, como para estar perdiendo el tiempo esperando
trenes que ya han pasado. De que hay que sonreírse a los amaneceres,
independientemente de que llueva e independientemente de que
compartamos cama con la soledad. Que las cosas llegan cuando menos
las esperas, y que si siempre las estás esperando, sólo tardan en
llegar un poquito más. Pero llegan, tarde o temprano.
Y
entonces dijo: "Sigo queriendo a toda la gente a la que he
querido en mi vida, pero sólo amo con esa urgencia en la mirada a la
esperanza de que, un día, y qué más da cuándo, amaré a alguien y
será para siempre".
Siempre hay un poco de locura en el amor, pero siempre hay algo de razón en la locura.
¿Sabes? Te echo de menos.
Es complicado ser hielo por fuera y arder por dentro.
No ves la relación, eso no me interesa.
¿Nunca te has quemado?
Nah, a veces estás a mi lado, has tenido que sentir algo de calor.
¿Cómo te sientes al ser querido?
Yo una vez fui querida, y no lo valoré. ¿Lo soy ahora? Eso me haces creer a veces, ni te imaginas lo grande que me siento cada vez que me rozas.
Joder.
Yo no soy así; ¿o no quiero serlo?
Me estás cambiando joder, estás sacando lo peor de mi, me da miedo, estás sacando fuera el amor. ¿Por qué sacarlo? ¿Para qué? Tengamos una relación sin compromisos, pero no, tú tienes que hacer que te quiera.
Enorme amor, eres enormemente mi Roma.
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