Que difícil es decirte te quiero, y que fácil sentirlo; amor.
Mírame, derrotada por ti, sintiendo una asfixia constante siempre que no te tengo, entre mis brazos, ¿porque dónde sino? aunque no mayor que la que me recorre por dentro cuando te tengo cerca, pensando en todo lo que te haría, todos los besos y todas las caricias, que, aún no te he dado, y que tampoco te daré, por ser la típica gilipollas, la que te va a perder por miedo a perderte.
Mírate, feliz, sonriendo, sin pensar en mi. Con esos ojos, esa sonrisa que vale millones, y ese pelo suave como la seda, como tu piel misma. Oh, tu piel, hablemos de tu piel, de tu espalda concretamente, no puedo hacer otra cosa que estremecerme cada vez que me imagino, en todos los sentidos, recorriendo tu espalda.
Mírame, fumando un cigarro, o un canuto, ya no sé ni lo que es. Echándote de menos, aunque aún te tengo, pero así me voy preparando para cuando no. Andando sola por las calles, de la ciudad, sin pararme a ver si conozco a alguien no, principalmente por mi forma cabizbaja de caminar, intentando buscar mi lugar bajo la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario