Entrará en mi vida aquél que tenga su propia vida, quien me invite de vez en cuando a compartirla sin que quiera matar la soledad conmigo; quien entienda que al amor en libertad, también le gusta la compañía.

Páginas

domingo, 16 de noviembre de 2014

Madrid.

Nada ha cambiado desde que te fuiste, por aquí sigue lloviendo y me sigues teniendo arrítmico el latido. Quizás, es que desde que no te has ido, has parado el tiempo, y a mi, me has pillado sin relojes para echar a correr sin ti.
Dejaste en Madrid tu ruido, te llevaste las melodías para viajar en tranvías que te alejaban de mi. Vaciaste los bares de borrachos, y los dejaste en la calle agarrados a un vaso como me agarro de tu risa.
Ahora, cada vez que me paso por Malasaña me preguntan si sigues tan bonito como aquella noche, y yo les digo que me miren, que te van a encontrar en cualquier rincón de mi vida. Que te llevo puesto hasta en la piel, que hoy me he vestido de ti, y lo que me rodea son tus caricias.
Que ahí estás, sin haberte pedido que te quedaras. -O bueno, a lo mejor sed me escapó alguna vez, pero no me lo tengas en cuenta, que ya sabes que el alcohol transforma los pájaros en papel-
Madrid...
Madrid dejó de terminar en d cuando te convertiste en valiente y pusiste todo perdido de consonantes.
Madrid, que sepas que si todas las frases hablan de ti, es porque él se ha encargado de convertir las ciudades grandes, en pequeños poemas para dormir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario