
Ahora, cada vez que me paso por Malasaña me preguntan si sigues tan bonito como aquella noche, y yo les digo que me miren, que te van a encontrar en cualquier rincón de mi vida. Que te llevo puesto hasta en la piel, que hoy me he vestido de ti, y lo que me rodea son tus caricias.
Que ahí estás, sin haberte pedido que te quedaras. -O bueno, a lo mejor sed me escapó alguna vez, pero no me lo tengas en cuenta, que ya sabes que el alcohol transforma los pájaros en papel-
Madrid...
Madrid dejó de terminar en d cuando te convertiste en valiente y pusiste todo perdido de consonantes.
Madrid, que sepas que si todas las frases hablan de ti, es porque él se ha encargado de convertir las ciudades grandes, en pequeños poemas para dormir.
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