Entrará en mi vida aquél que tenga su propia vida, quien me invite de vez en cuando a compartirla sin que quiera matar la soledad conmigo; quien entienda que al amor en libertad, también le gusta la compañía.
Las señales de humo primero son señales
y luego son sólo humo.
Atiéndelas
antes de que solo queden
cenizas
cuando vayas y ya no esté
quien encendió la hoguera.
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