Que presuma de tener Irene,
que no soporte que otro tenga a Irene,
que nunca la tenga del todo.
Que sólo se la quite yo.
Que presuma de tener Irene,
que no soporte que otro tenga a Irene,
que nunca la tenga del todo.
Que sólo se la quite yo.
Dime algo que no sepa,
por ejemplo:
que tu tristeza siempre fue una excusa,
que mis dedos fueron flores subiendo por tu costado,
que me echas de menos y sabes a sal,
que te destrozó no intentarlo,
que tu cama es el lugar más frío de esta parte del mundo,
que llegas tarde a todos los sitios
porque vives en el pasado.
Dime algo que no sepa,
por ejemplo:
que no me quieres,
que eres feliz
o que, de puntillas,
llegas a tocar las nubes de mi cabeza.
Te diré algo que no sabes,
por ejemplo:
que aún sostengo tu novena nota
en mi cuerda de tender,
que se murieron todas las plantas que tocaste,
que no me arrepiento porque jamás te llamé futuro,
que un día me acosté con tu recuerdo
y desde entonces me levanto en medio de un
charco de cenizas,
como si hubiera dormido sobre un fuego
carnívoro del tiempo.
Te diré algo que no sabes,
por ejemplo:
que el día que moriste nadie vino a verme,
que eres causa y afecto,
que me hace feliz
ser feliz
sin ti.
Te busqué como se buscan los objetos perdidos, sin demasiada esperanza.
Hicimos el amor como si no fuera aquella nuestra primera, ni nuestra última intención. Como queriéndonos dejar algo para luego, para después. Para nunca.
Te escribo ahora, tarde, como siempre, porque ya sabes que no sé escribir cuando debería hacerlo. Te escribo ahora, que ya te he perdido, tal y como estaba calculado el minuto antes de encontrarte.
Perdona por tanto, si ahora me permito enamorarme de ti. Ya sabes que nunca me han gustado las personas hasta que las hago personajes.
Ahí, entonces, aquí, si sé amar, y besar, y follar, y tratarte como te mereces, bien y mal.
Sobre el papel no hay caricia que se me resista; ni se fingen los orgasmos, ni los susurros de después. Aquí puedo describirse con tan sumo cuidado, como si de volver a crearte se tratase.
Puedo hacer que digas exactamente lo que quiero escuchar, puedo hacer que quieras quedarte, y soltarte cuando yo decida echarme atrás.
Te escribo ahora, que no te tengo porque es la única manera que sé de tenerte.
Aquí, sobre el papel, eres tan y como imaginé, sin defectos, y las virtudes las invento. Aquí te creo yo, besadome en tu molde, pero partiendo desde cero, esculpiendo tu silueta como se esculpen las siluetas más perfectas, con la lengua y los dedos, y las manos y los ojos, y tu pelo y el mio, y tu piel y mis gemidos.
Te he conseguido hacer tan real, que casi te creo con los ojos abiertos, que casi te quiero, y es perfecto.
Tú no hace falta que vuelvas, ni para irte ni para quedarte. Y no es que no te eche de menos, es que desde que te has ido,
por
fin
te
tengo.